Un alias, apodo, pseudónimo, seudónimo o sobrenombre es,
en esencia, una denominación de persona usada como alternativa a su nombre, al
que puede acompañar o reemplazar, pudiendo aplicarse genéricamente a un nombre
de pila propio. Suele emplearse con fines de encubrimiento, identificativos,
estéticos, afectivos, despectivos, políticos, de humor o de otro tipo y muchas
veces alude a una característica de su físico o de su personalidad, como una
afición (véase más abajo Tipos de alias). Si se trata de un escritor,
suele utilizarse más la denominación pseudónimo o nombre de pluma.
En informática también se utilizan alias para
identificar a la persona que está accediendo a un servicio multiusuario,
identificando a dicha persona más cómodamente así que a través desde la
codificación técnica equivalente, como una dirección IP, por ejemplo. En estos casos suele
emplearse el anglicismo nick (acortamiento de nickname,
en inglés), aunque actualmente no está admitido por
la RAE. También ciertos comandos empleados en una ventana terminal que pueden ser muy
largos y repetitivos (o programas como Git pueden ser configurados para utilizarlos) utilizan alias a nivel de sistema operativo
.A lo largo de la historia, tanto escritores como periodistas y otros artistas han usado pseudónimos o seudónimos o nombres de pluma para ocultar su verdadera identidad ante un posible problema. Entre los motivos para el empleo de un seudónimo están la búsqueda de originalidad, la simplificación de nombres extranjeros o de difícil pronunciación, el temor al escándalo o la persecución política o religiosa. Como ejemplo de esto último está Mariano José de Larra, quien escribió para la revista El pobrecito hablador bajo el seudónimo de Juan Pérez de Munguía. Algunas escritoras también han optado por un seudónimo, particularmente masculino, con el fin de sortear prejuicios en ese sentido. Tales fueron los casos de George Eliot, George Sand y J. K. Rowling.
BIEN
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