El bello rostro de Neerja Bhanot es todo un referente en La
India. Esta guapísima azafata, que había trabajado como modelo durante muchos
años, falleció en 1986, durante el secuestro del avión en que trabajaba, al
proteger a las víctimas de quienes finalmente serían sus asesinos. Hoy
recordamos su historia, triste pero sumamente ejemplar.
Neerja había nacido en 1963, en la ciudad de Chandigarh,
siendo su padre el periodista Harish Bhanot. Estudió en la Escuela del Sagrado
Corazón de su ciudad y posteriormente en el Colegio Escocés de Bombay. Desde
niña, su belleza y su refinado estilo llamaban la atención, y cuando apenas era
una adolescente, un fotógrafo la requirió para una campaña de publicidad.
Fue así como Neerja se convirtió en una de las modelos más
famosas de La India. Entre finales de los años setenta y principios de los
ochenta, su imagen apareció en docenas de anuncios. Pero su brillante carrera
como modelo quedó interrumpida en 1985, al casarse con un acaudalado empresario
árabe, tras lo cual se trasladó a vivir a Sharjah, en los Emiratos Árabes
Unidos.
Sin embargo, el matrimonio supuso una auténtica tortura para
la joven india. De entrada, hubo un desacuerdo entre ambas familias: la del
novio exigía a la de Neerja una dote para la boda. La familia de Neerja se
negaba a pagarla, considerando que la boda no debía ser una transacción
económica. Fuera de su país, sola y sin amigos o familiares, Neerja se encontró
con un marido irritado por el problema de la dote, que la maltrataba, insultaba
y humillaba continuamente, y que incluso se negaba a facilitarle dinero y hasta
a alimentarla. Por supuesto, también se negó a que ella pudiera trabajar, y
mucho menos como modelo, y también la prohibió relacionarse o socializar.
Neerja llegó a pasar hambre y necesidad, antes de decidir regresar a Mumbai con
su familia, lo que hizo aprovechando un compromiso que le obligaba a viajar.
Jamás regresaría con su marido: no fue nada fácil renunciar a su matrimonio y a
sus propias convicciones, en una sociedad donde además el divorcio y la
independencia de la mujer no estaban bien vistas. Pero Neerja demostró su
determinación y valentía y siguió adelante con su vida.
En cualquier caso, su fugaz matrimonio acabó también con su
carrera de modelo, y supuso un antes y un después en su vida. De vuelta a La
India, y consciente de que era difícil retomar su carrera en la publicidad
Neerja decidió formarse como azafata de vuelo, una profesión que siempre le
había gustado. Y tras presentarse a las pruebas para la compañía Pan American
World Airways, que preparaba sus equipos de auxiliares en La India, resultó ser
una de las 80 jóvenes seleccionadas entre nada menos que 10.000 aspirantes.
Emocionada por el comienzo de la nueva vida, Neerja realizó
sus estudios y entrenamientos en Miami y Londres. Sus compañeras de aquella
época recuerdan su total devoción y entrega en un trabajo que no era
precisamente fácil, que exigía jornadas sin descanso, estar permanentemente
fuera de casa y habilidad para manejar todo tipo de situaciones. Pero en apenas
unos meses, Neerja ascendió hasta ser nombrada sobrecargo de vuelo… Hasta que
llegó la tragedia.
El 5 de septiembre de 1986 Neerja ejercía su trabajo como jefa
de cabina del vuelo Pan Am 73 que cubría la ruta Mumbai – Estados Unidos. La
nave llevaba 361 pasajeros y 19 miembros de la tripulación. Sobre las seis
horas de la mañana, el avión aterrizó en Karachi, Pakistán, para hacer una
escala y continuar a su destino final. En ese momento, cuatro individuos
armados, disfrazados de agentes de seguridad, accedieron al interior del avión,
y advirtieron a los pasajeros que estaban secuestrando el avión. Se trataba de
militantes de la organización terrorista Abu Nidal y su objetivo era conseguir
que el avión les trasladara a Chipre para liberar a miembros de su
organización; uno de ellos apuntó directamente con su pistola a Neerja, que
mantuvo la calma en todo momento; otra de las azafatas fue capaz de avisar a
los pilotos de lo que estaba sucediendo en la zona de pasajeros, de forma que
estos pudieron huir desde la cabina de mando, lo cual evitó que el avión
despegase y pudiera volar.
Aunque los pilotos fueron criticados por abandonar el avión,
lo cierto es que gracias a su fuga, la nave quedó en tierra. Pero las horas
siguientes serían un martirio para los que allí permanecieron: los
secuestradores amenazaron con empezar a matar pasajeros si las autoridades
paquistaníes no les facilitaban pilotos para emprender el vuelo; como esto no
sucedió, una hora después cometieron el primer asesinato, el del joven
estadounidense Rajesh Kumar, cuyo cuerpo arrojaron a la pista de vuelo. Como
jefa de las azafatas, y según los testigos, Neerja lideró la situación desde
dentro; ella, junto con el resto de las azafatas, se las apañaron para ocultar
los pasaportes de los ciudadanos de Estados Unidos, que eran los que más riesgo
corrían de ser asesinados. Entre todas, y exponiendo su propia vida, lograron
ocultar nada menos que 41 pasaportes.
Durante más de 17 horas, los secuestradores esperaron la
llegada de algún piloto que hiciera volar el avión, pero tras este largo
periodo de angustia, y cuando ya era de noche, perdieron la paciencia y
comenzaron a disparar indiscriminadamente a los pasajeros. En pleno caos y
terror, Neerja logró abrir una de las puertas del avión y ayudar a los rehenes
a escapar. Podría haber sido una de las primeras en salir corriendo, pero en
lugar de ello, se quedó ayudando a todo el mundo. Hasta que uno de los terroristas,
viendo cómo auxiliaba a los pasajeros, disparó a quemarropa contra ella.
Aunque, tras el ataque, sus compañeros de vuelo pudieron sacarla del avión, no
sobrevivió: falleció en el hospital de Karachi debido a sus graves heridas.
Faltaban solo dos días para su cumpleaños. El secuestro se saldó con al menos
120 personas heridas y 21 muertos.
La imagen y el ejemplo de Neerja no han quedado en el
olvido. Reconocida como la heroína del vuelo Pan Am 73 -junto con el resto de
la tripulación de cabina, que igualmente ayudó a que se salvaran cientos de
vidas- fue la primera mujer en recibir -de forma póstuma- el prestigioso premio
Ashok Chokra, un galardón que premia el coraje y el valor. Su figura ha
recibido otros muchos premios y honores, y es desde entonces recordada y
ensalzada, sobre todo en La India, donde su recuerdo no solo se asocia a su
valor en el secuestro, sino también a la determinación, la lucha de una mujer
joven y sola que también supo enfrentarse a los malos tratos en su matrimonio.
Por ello, la familia de Bhanot utilizó una donación realizada por Pan Am para establecer el premio Neerja Bhanot Pan Am que reconoce a las mujeres indias que superan la injusticia social.
En el año 2004 se lanzó un sello con su rostro, y en el 2016 se estrenó una película sobre su vida. Su gesto de valor la inmortalizó para siempre. Su historia triste, pero ejemplar, merece ser recordada.
MUY BIEN
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